¿Por qué las iniciativas ciudadanas hoy son más importantes que nunca?

Bienvenidos al Blog del Laboratorio de Invención para la Ciudad.

Por Daniela Abril @danielaabrilg

La historia nos ha enseñado en otras ocasiones, la poca habilidad de distintos gobiernos para crear sociedades justas y sustentables. No sería la primera ni la última vez que, incitados por las inadecuaciones del Estado, ciudadanos alrededor del mundo han optado por desarrollar diferentes organizaciones para abordar una gran variedad de necesidades sociales. 

Hoy nos encontramos frente a lo que, posiblemente sea considerado, una de las crisis más grandes de toda la historia. Desencadenada por una problemática de salud pública, la Pandemia del COVID-19 ha probado que todos los sistemas bajo los que las sociedades modernas habían sentado sus bases, (suministro de alimentos, infraestructura, economía, ecología) son impresionantemente débiles.

Al paso de unas cuantas semanas hemos tenido que des-aprender y re-aprender muchos hábitos y dinámicas tanto personales, como de convivencia y supervivencia colectiva. Tal vez por fin estemos frente a la lección más grande del último siglo, donde comprendamos que lo único que nos mantiene a flote son esas estructuras de colaboración abnegadas, cordiales, sinceras y valientes. Pues en cuestión de días, lo que pensamos que jamás llegaría a suceder por parte de empresas multinivel, multinacionales y multimillonarias ha cambiado. Muchos servicios de streaming se han vuelto gratis, bancos han dado moratorias para sus clientes, escuelas privadas y públicas están compartiendo su conocimiento en plataformas digitales, museos de arte abriendo sus puertas virtualmente. Todo esto para sostenernos de manera individual y colectiva en esta crisis… para que la espera y la cordura, sea un tanto más llevadera. 

¿Qué nos ha enseñado esto? Posiblemente, que el modelo de las asociaciones civiles es uno de los mecanismos más eficiente para la crisis, tanto en sus principios y objetivos individuales, como en esquemas de funcionamiento. Pues es precisamente ahora que las empresas están inclinándose hacia las modalidades de las asociaciones civiles sin fines de lucro, utilizando sus recursos, contactos, herramientas y conocimientos, para el fortalecimiento de una sociedad que lucha día con día para salir avante de la crisis que nos ha traído este virus. Entonces, ¿no debimos haber hecho esto, todo este tiempo? En estos momentos, creo que todos desearíamos que no se necesitara una pandemia para que nos diéramos cuenta de que los sistemas homogéneos y centralizados, son débiles y alarmantemente peligrosos. 

En 2017 nace en la ciudad de Mexicali, el Laboratorio de Invención para la Ciudad (LABiCi) tras 10 años de fundación del colectivo ciudadano MXLiBiCi, donde abordamos temas urbanos a partir de las iniciativas y proyectos ciudadanos. Y al igual que muchas otras asociaciones civiles, el trasfondo de nuestro trabajo siempre ha sido aportar un granito de arena, desde nuestra área de conocimiento, para hacer de Mexicali la ciudad que su gente merece. Desde proyectos de re-configuración espacial, pasando por propuestas de gestión de sistemas de movilidad, hasta campañas locales de reforestación urbana. 

El ejercicio pleno del derecho a la ciudad, mediante la transformación progresiva de los espacios públicos locales, ha sido nuestra misión. Un ejemplo de ello es el proyecto Washanami: Jardín Urbano, dando a lugar a una de las evidencias más claras de cómo los mexicalenses, cuando unimos fuerzas, podemos hacer de cualquier lugar un espacio maravilloso de convivencia y colaboración; en este caso… la calle. Washanami nace precisamente como una estrategia ciudadana y meramente participativa, impulsada por la unión de diferentes actores, así como emociones y aspiraciones de contar con mejores espacios públicos en la ciudad. Y si bien la iniciativa nace en LABICI, Washanami es un gran ejemplo de que las grandes acciones se logran en equipo.

¿Qué pasaría si todos los mexicalenses tomáramos este y muchos otros ejemplos para pensar aún más en grande hoy? ¿Será que esta crisis también nos está abriendo una ventana de oportunidad para repensar nuestros modelos de resiliencia? 

La parte medular de nuestra naturaleza humana, en muchas ocasiones, radica precisamente en esta habilidad de “echarnos la mano”. De identificar pequeñas o grandes problemáticas de nuestros conciudadanos, donde el gobierno o las corporaciones no alcanzan (o no pueden) aportar algo sustancial. Y las ONG han probado en múltiples momentos crisis, ser una necesidad más que un lujo para las sociedades modernas. Hoy sabemos que las iniciativas ciudadanas tienen un vínculo más fuerte entre las sociedades, arraigado a un propósito rector: el bien mayor.

Hoy más que nunca es momento de organizarnos como sociedad, de trabajar juntos, de promover los valores sociales y objetivos cívicos que nos caracterizan. Hoy es momento de encontrar en la creatividad más absurda modelos de resolución; de ayudarnos de la maravillosa diversidad que nuestra sociedad posee para promover el cambio que necesitamos y merecemos. La pandemia del COVID-19 ha traído consigo un momento crítico y aterrador, sí… pero solo por mucho tiempo. Está en nuestras manos el poder de imaginarnos el mundo, la ciudad, y la sociedad que queremos tener después de la crisis. Y también está en nuestras manos el hacerlo suceder.  

“Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias […] Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia.” -A. Einstein.

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