La nueva normalidad exige una nueva movilidad

Por Daniela Abril.

“Incentivar la movilidad activa -peatonal y ciclista- ofrece beneficios de salud pública y puede repercutir positivamente en los sistemas de la salud, el medio ambiente, el desarrollo económico, el bienestar comunitario y la mejor calidad de vida para todos.” -SEDATU

La lucha por una ciudad más equitativa y sustentable se ha ido consolidando con mucha fuerza en los últimos años, pero desde que el confinamiento indirectamente obligó a la sociedad a revisar sus espacios públicos y la manera en la que pueden desplazarse para realizar actividades esenciales, el urbanismo tiene más aliados. 

El pasado martes 16 de junio, la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU) publicó un documento titulado “Plan de movilidad para la nueva normalidad”, que por fortuna confirma y avala la necesidad de una estrategia urbana que complemente las acciones para la reactivación económica de nuestro país. Además termina por respaldar la lucha que muchos organismos como LABiCi han perseguido durante mas de una década: impulsar la movilidad no motorizada y el desarrollo de espacios públicos incluyentes, sanos, y seguros. 

Este documento representa tanto una visibilidad de la movilidad activa –peatonal y ciclista– en el plano de las obligaciones del gobierno y la sociedad, así como una clara exposición de las deficiencias de nuestros esquemas actuales, que han contribuido de manera negativa al bienestar de la sociedad mexicana por mucho tiempo. 

Hoy sabemos que buscar el bienestar de las ciudades mexicanas, implica incluir de manera obligatoria programas integrales donde se aborden varios factores con pocas estrategias. Apostar por la movilidad sustentable, es apostar por una sociedad más sana, más activa y resiliente. El desafío para nuestro país, implica promover y exigir  a las autoridades competentes que se destine una mayor cantidad de recursos a proyectos que velan por la seguridad integral de sus habitantes y les permitan el ejercicio pleno de sus derechos sin ningún tipo de exclusión, además de abrir oportunidades para fortalecer sus comunidades. 

Si queremos que todos participen en la vida pública, debemos diseñar y construir un ámbito público inclusivo que sea accesible para todos. La emergencia sanitaria sumada a la emergencia climática, representa un desafío que solo podrá ser vencido con la colaboración y disposición de todas las partes. Es imperativo tomar en consideración las condiciones de vulnerabilidad que millones de mexicanos ya experimentaban día con día, aún antes de la contingencia; pues nuestras comunidades de adultos mayores, personas con discapacidad, mujeres y niños, merecen respuestas relevantes a la situación que enfrentamos hoy y que posiblemente estaremos lidiando el día de mañana de forma más severa. Pues, si continuamos diseñando y planificando ciudades que son inaccesibles e insalubres para ciertas personas, continuamos cometiendo una grave injusticia hacia un gran porcentaje de la población.

Para hablar de ciudadanos sanos, hay que hablar de ciudades que fomenten el aire limpio y la actividad física. Para hablar de ciudadanos seguros, hay que establecer tejidos sociales y acuerdos intrínsecos a las actividades diarias, además de combatir el alto porcentaje de muertes por hechos de tránsito. Para hablar de ciudadanos solidarios, hay que incluirlos en la toma de decisiones, escuchar sus necesidades y aumentar las alternativas de traslado por la ciudad. 

La vida pública no solo puede estar disponible para personas capacitadas, jóvenes o sanas; la vida pública deberá adaptarse urgentemente a las condiciones sanitarias y sociales que actualmente enfrenta nuestro país y buscar el bienestar de todos.

Te invitamos a consultar el documento completo M4S de la SEDATU en la siguiente liga:

https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/558043/ESTRATEGIA_M4S.pdf

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